Y ya estoy de vuelta, escribiendo esto en Mataró. Atrás quedó la aventura madrileña, con buen sabor de boca. Solo puedo guardar buenas palabras del pueblo de Madrid. Gran ciudad y gran público, menos Rouco y sus huestes de descerebrados cantadores de villancicos. Jordi Regot tuvo que anular sus pases porque el pobre no se oía á si mismo. Aún así, me guardé mi última rabieta, y pusimos antes de empezar y mientras ellos probaban sonido, AC/DC y Black Sabbath. De todas maneras os aseguro que la iglesia tiene muchos duros y sus bafles superaban a los nuestros. Es lo que tiene la libertad de expresión de estos señores, que la tienen que decir a gritos y ocupando el paseo de la Castellana.
Y vuelta a Cataluña, con un pinchazo de remolque por el camino, afonía y unas ganas terribles de no tener hijos. Pero... no hay nada más rico que mi profesión. Porque al fin y al cabo a los titiriteros siempre nos queda eso; pasión por entretener. Y parafraseando a mi compañero Antonio, para despedir esta intensa bitácora, os digo con la mano en el pecho:
SI ME QUIERES ESCRIBIR
YA SABES MI PARADERO
ESTARÉ EN UN CARROMATO
PORQUE SOY TITIRITERO
5 comentarios:
Benvingut,entonces,:)
Me alegro...
Besicos titiritero!
Què macu!!!! I jo contentíssima de tenir-te per aki de nou!!!!!
bueno, estubo genial. Una historia cojonuda.
Disfruta del merecido descanso y recarga pilas que queremos leerte pronto.
Un cálido abrazo!
Felicidades por tu trabajo.
Besinos
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